1.- Establezca expectativas para el
comportamiento y resuelva la incertidumbre del estudiante.
Al principio del año escolar, los estudiantes no están
seguros de que esperar del aula; quizá tengan expectativas basadas en sus
experiencias con otros maestros y que son diferentes de las que tendrán en su
aula. En los primeros días de clases comunique sus expectativas sobre el
trabajo y comportamiento de los estudiantes. No sólo se enfoque en el contenido
del curso en los primeros días y semanas de clase. Asegúrese de dedicar un
momento a explicar clara y concretamente las reglas de la clase, procedimientos
y requisitos para que sus alumnos sepan qué esperar en el curso.
2.- Asegúrese de que los estudiantes
experimenten el éxito.
En la primera semana de clases, deben diseñarse actividades
de contenido y tareas que los estudiantes puedan realizar exitosamente. Esto
los ayuda a desarrollar una actitud positiva y le proporciona confianza para
hacer tareas más difíciles después.
3.- Este disponible y visible.
Demuestre que usted es una persona a quién los alumnos
pueden recurrir cuando necesiten información. Durante el trabajo en la mesa o
de grupo, esté disponible en lugar de ir a su escritorio y llenar formas.
Muévase alrededor del aula, supervise el progreso de los niños y proporcione
ayuda cuando la necesiten.
4.- Esté alerta.
Aún cuando usted haya establecido claramente las reglas y
expectativas del curso, algunos estudiantes lo olvidarán y otros intentarán
ponerlo a prueba para saber si usted está dispuesto a aplicar las reglas sobre
todo durante las primeras semanas de clase. Continúe estableciendo límites de
forma consistente entre lo que es aceptable y lo que no lo es en su salón.
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